lunes, 5 de julio de 2010

Te llevo para que me lleves

No sé si lo que me pasa tiene que ver con que este a punto de cumplir trentitres o que simplemente y a cocachos, como decía Nicomedes Santa Cruz, he aprendido mis lecciones. Pero ahora mas que nunca estoy con los sentidos puestos en decidir de que agua voy a beber. Ya no se trata de solo aplacar la sed. No. Ahora se trata de buscar lo mejor para mi. Hace poco cuando pasaban un enésimo especial de Cerati en la radio, debido a su estado, oí después de mucho tiempo una canción cuyo titulo no había entendido antes o no había puesto en el contexto correcto. Es justamente de eso de lo que se trata mi vida ahora, de reciprocidad. No estoy buscando a alguien que sea como yo, o que gane mas plata que yo. No, siempre me han gustado las personas diferentes a mi, me gusta quien presiona mis botones, no quien me lleva el apunte. De lo que estoy hablando es de alguien que sepa lo quiere, que tenga personalidad y carácter, pero que no haya dejado la puerilidad, me gusta quien me hace reír, quien compite conmigo. Después de andar de cacería cada sábado y habiendo agotado un solo perfil de búsqueda he empezado, por fin, a ampliar mis horizontes y no cerrarme a un grupo demográfico cuyo DNI es mas reciente que el Metropolitano. No se a donde me lleve todo esto, pero siempre me han gustado vivir experiencias. No quiero sentir que me encasillo, ni quiero a alguien encasillado. Quiero a alguien que disfrute tanto una copa de vino y buena conversación como una noche de música electrónica y un par de happy brownies. Alguna vez escribí, en mi etapa bisexual, que la mujer perfecta era esa que mantenía una conversación, se la podías presentar a tu madre y hacia una buena felatio. No sé, aun, si el tres por uno es posible, pero tampoco creo que no lo sea. La posibilidad de encontrar un compañero mas que una pareja son mas complicadas y justamente por eso el camino hacia la recompensa mas interesante. Ya he pasado por relaciones en las cuales no tenias ni idea de que palabra o actitud haría estallar un volcán y no estoy dispuesto a pasar por lo mismo, la emoción o la necesidad de sentir cosas nuevas no es algo a lo que este dispuesto a renunciar, pero como dije con alguien que sepa lo que quiere. Es de eso de lo que se trata, no de llevar alguien a cuestas, sino de que camine contigo. Siempre he sido de las personas que no dan puntada sin aguja, nunca muevo un solo dedo si no estoy seguro de recibir a algo a cambio. Pero no me refiero a algo material o sexual, al menos no siempre, prefiero, y supongo que mi corazón también, alguien que me haga sentir que ese tiempo destinado hacerlo feliz no fue una perdida y cuya sonrisa sincera y diáfana paguen con creces el esfuerzo puesto en algún detalle. No quiero sentir que pago por afecto, sino que me pagan con un afecto proporcional al mío. Una de mis frases favoritas es una que dice que una relación siempre hay uno que besa y otro que se deja besar, y eso esta bien, mientras no le joda a ninguna de las partes. No me importa contestar llamadas a las tres de la mañana, atravesar medio Lima o bancarme una película de terror, si eso lo hace feliz, entonces yo estoy feliz. Pero en este momento de mi vida si empiezo a sentir que solo yo estoy dispuesto hacer eso me aburro, y como dice mi amiga Verónica, a mi todo se me nota en la cara.
No creo estar buscando nada raro o diferente a los demás, pero creo que la diferencia justamente reside en cuanto estamos dispuestos a continuar en la batalla o de conformarnos con lo que hay. Antes de sentir que me quede con alguien para no despertar solo, prefiero seguir dejando el reloj despertador y oír la voz de Raúl Vargas a las siete de la mañana. Siempre fui un neurótico al que le gustaba su soledad, y aunque ahora este con ganas de estar en compañía, eso no significa que este dispuesto siempre a pagar la cuenta, emocional o económica. La vida durante este ultimo año me ha dado mas lecciones que en toda mi vida. Y si bien valoro mucho el dar sin esperar nada a cambio, me gusta mas la idea del mitad y mitad.