martes, 13 de abril de 2010

Mama Rosa

Pensé que desde que todo sucedió debía contar esto, pero no sabía por dónde empezar. Supongo que era demasiado doloroso o temía que el escrito no reflejara lo que sentía. Ustedes juzgaran. Mi Mama Rosa siempre ha estado en mi vida, sin temor a molestar a mi madre, ella también lo es. Nos comprendemos bien, no solo porque somos del mismo signo sino porque además sentimos una empatía más allá de los lazos de sangre. Ella es una persona atípica para su edad, no es que la cubra un manto rebuscado de modernidad, sino que practica la defensa y el respeto por el metro cuadrado de cada uno. Hace uso indiscriminado del: No sé, no opino. Y aunque eso muchas veces ha sido motivo de pelea, también se agradece. Ella es de esas personas que te ama o te odia, y se le nota, por supuesto. A veces creo que la mirada de desprecio fue inventada por ella. Es conocida por ser amiga de los amigos de sus hijos, se bromea con ellos y sabe a adaptarse a cada realidad. Le gustaba Chicago en los setentas, UB40 en los noventas y ahora no se pierde CSI Miami o Law&Order. Es fanática de Senfield, aunque odia la conchudez de Kramer. No soporta a Gisela Valcárcel, aunque miraba sin culpa El Show de los sueños. Cocina como los dioses, su Lomo Saltado no solo es legendario, también pecaminoso (Siempre me robo la ración de los demás porque me queda chico). Es una mujer simple, disfruta más una Bembos que de la comida Novoandina y siempre agradece una tertulia con cerveza. Es antisocial, o selectiva, según el punto de vista o el pie con el que amanezca.
Tal vez por todo eso, es muy difícil verla ahora después de un infarto cerebral no ser ella misma. Es cierto que aun mantiene la lucidez y lo sabemos porque sigue peleando con el perro o pidiendo que le pongan Utilísima, Casa Club TV o Prensa Libre. Es extraño cómo funcionan las cosas en la vida, casi al mismo tiempo que disfrutamos con el ultimo de sus nietos que recién cumplirá dos meses cada sonrisa, cada intento de palabra, cada movimiento, también lo hacemos con ella. Siempre hemos sido muy irónicos en la casa, nuestros allegados saben que indispensable tener correa ancha y humor negro para visitarnos. Tal vez por ello cuando salió del hospital le decíamos que no había quedado bien la lipo porque seguía gorda o que si estuvo bueno el spa, todas formas de reírnos un poco de lo que sucedía. Celebrábamos con Bruce (cuyo esfuerzo merece un escrito aparte) cada movimiento nuevo, cuando por si sola lograba acomodarse en la cama o comer. Es muy interesante sentir que le estas devolviendo algo a esa persona que siempre estuvo cuando la necesitabas. Ahora que tenemos que leerle la mente un poco, sabemos cuánto nos necesita y cuanta falta hace el apoyo de los demás. Siempre nos dicen que en los momentos de crisis notas quien en verdad se preocupa por ti y en esta etapa ha sido reconfortante el apoyo de sus hermanos, sobrinos y amigos, pero también esclarecedor la falta de voluntad de algunos otros, que se suponía debían estar más cerca. No sé si es peor sentir que la batalla la peleamos unos pocos o confirmar que no puedes confiar en esas personas que deberían estar al frente. Pero como toda crisis está también sirve para crecer.
Mantengo incólume la esperanza que todo vuelva hacer como antes, que llegue de trabajar y me pregunto cómo me fue y que la encuentre viendo programas de cocina o renegando con el pelo largo de las conductoras. Espero que antes de que lo imagine me mande a la tienda a escondidas de Bruce a que le compre su vitamina, o que me grite: ¡Fello! Cuando quiere algo.

martes, 6 de abril de 2010

Don´t stand so close to me

Siempre que uno termina una relación amorosa o de otra índole, pero que representa algo importante en tu vida, es natural que la otra persona deje de ser para ti todo aquello que alguna vez fue. Lo que me sorprende, porque lo he vivido y lo he visto en otras personas, no es que hayamos cambiado el amor por el odio, que sería lo natural o de cierta forma lógico, sino por la indiferencia. Cómo aquella persona que antes representaba todo para ti, ahora se convierta en un nn, al que ni siquiera te das el tiempo de odiar. Me sorprende por ejemplo que luego de una semana, algo totalmente impensable un año atrás en esta misma época, recuerde a esa persona de la cual antes no me podía despegar. Que su voz en el teléfono no me emocione como antes, que su típico chantaje emocional me cause risa y que cambie su compañía por un café sin conversación y sin más compañía que el sudoku de Peru21. No odio a nadie, y espero nunca hacerlo, no odio a esa persona, porque no tengo ningún motivo para hacerlo, todo lo contrario, siempre tendrá un espacio en mi corazón que nadie más va a ocupar, porque es simplemente suyo. No, a lo que me refiero es que simplemente en nuestra codependencia cotidiana fui desilusionándome en la misma medida en que lo conocía, pero eso tampoco es culpa suya porque simplemente cometí el error usual de enamorarme de la persona que creí que él era, y no de la persona que es. Todos, creo, nos formamos imágenes de los demás y las idealizamos, tal vez por ello terminan cayéndose del pedestal esas personas a las que injustamente colocamos allí, y digo injustamente porque nadie debe estar en un pedestal, somos seres imperfectos y no deberíamos ser idealizados ni idealizar porque, claro, luego llega la verdad y ergo la desilusión. Como todos, él siempre vendió su mejor lado, el problema, como dije, es que yo me empeñe en no ver el otro.
El caso de MG es diferente porque ella no tenía posibilidades de ver el otro lado, ya que solo había uno. D no se vendió como el mejor, como el más amoroso ni como el más caballero porque nadie se lo hubiera creído. No, él era el bad boy y lo que si vendía es la posibilidad de domar a la fiera, lo que por supuesto no era cierto. D es todo lo que cualquier madre no quiere para su hija: desempleado, pelucón con facha, y mente, de metalero y sin tema de conversación. El novio menos ideal de todos y por su puesto el mas provocador. En él la ternura era inesperada y siempre bien recibida. Algo que estoy seguro sabía aprovechar bien. MG lo convirtió poco a poco en el novio que ella quería, por esa manía que tienen las mujeres de cambiar a sus parejas, pero aunque obtuvo logros, la esencia de D seguía siendo la misma y no estaba dispuesto a dejar a su legión de admiradoras que recién salen de la adolescencia por esta veinteañera que ya estaba buscando algo más estable. Lo que sucedió luego era de esperarse, MG se fue dando cuenta que no valía la pena tanto esfuerzo y empezó a mirarse desde afuera a sí misma con él y vio lo que antes no. Lo contradictorio de todo esto es que ambos aprendieron una lección. Ella: que podía ser perfectamente feliz sin él y que esos pequeños y esporádicos detalles que D le daba ya no la llenaban ni le interesaban. Y El: que no podía ser feliz sin esa mujer que siempre esperaba sacar lo mejor de él y algunos casos lo lograba. No creo que alguno de sus amigos metaleros lo hubiese imaginado parado frente a la casa de MG con un cartel que decía TE AMO con flores dibujadas y osito de peluche en la mano. Pero por supuesto ya era demasiado tarde, cuando una mujer deja de querer a alguien no hay marcha atrás. Antes de que se diera cuenta, ella ya había gritado: Next!! Y por supuesto había encontrado a alguien un tanto más perfecto que D.
Siempre me sorprende como uno no solo cambia, evoluciona, y aquello que antes nos importaba mucho ahora ya no tanto. No si tenga que ver con la madurez, seguro que si. Pero también con el hecho de que cuando crecemos somos menos tolerantes con actitudes y actos que sabemos que a la larga nos harán daño. No creo que sea tanto un tema de egoísmo como de supervivencia. Ya no se trata de tener que soportar a alguien cuando en realidad debería ser un gusto hacerlo. El amor no viene con manual de instrucciones, pero siempre podemos depurar lo que no nos hace falta.