miércoles, 4 de julio de 2018

De Venezuela con amor


Wendy es una chica hermosa, por donde la mires, el tipo de chica que podrías ser perfecta para mí (si fuera heterosexual), es inteligente, divertida, emprendedora, responsable, da unos abrazos que su delgadez contradice y que tienen el mismo cariño que los de mi amiga Mariespe  y sobre todo es joven. O sea reúne todo aquello que me gusta y lo más sorprendente de todo es que se quiere casar conmigo. Esto por supuesto no sería más que un acuerdo practico entre los dos. Pero resume también todo lo que esta pasando en el Perú ahora con la inmigración venezolana. Wendy está dispuesta a casarse con un gay de base cuatro si es que esto representa una leve mejoría en su vida y alcanzar los privilegios con lo que tácitamente contamos los peruanos y como sucede con todo lo tácito, no los podemos ver. Estoy seguro que Wendy podrá, como ya lo ha empezado hacer, cambiar su realidad y la de su familia, con o sin mi ayuda, pero sería un privilegio seguir, al menos por un breve periodo, siendo testigo de su aventura.
A Mauricio lo conocí por Grindr y fue una de esas citas donde no tienes ninguna expectativa, pero que sin embargo fluye. Aunque eso es fácil si tienes en cuenta que es una de las pocas personas que conozco capaz de entender la diferencia entre arte abstracto y expresionismo abstracto, entiende la importancia de Tom Ford para Gucci y sabe apreciar el cine de Woody Allen sin sobreestimarlo. Mauricio era un estudiante de Filosofía, quien en sus propias palabras, llevaba una vida básicamente burguesa en Caracas, y cuya realidad cambio bruscamente y ahora es uno de los tantos venezolanos que vende bombas para sobrevivir y ayudar a su familia que aun esta allá. Es una de las personas más francas y directas que he conocido, no tiene para nada la calidez de  Wendy, él, como yo le digo, es más bien un gusto adquirido. Si bien también a diferencia de ella no tiene las metas claras, ni pose su espíritu emprendedor, estoy seguro que encontrara su lugar, aunque no creo que sea en Lima.
JM es una de las personas que más quiero en el mundo, nuestro amor, porque entre nosotros siempre habrá amor, y el que tengo con mi baby bella tiene ese efecto en mi como el que describe José José en la letra de El Triste: “Porque pensado en su amor, he podido ayudarme a vivir” Ya es una habito sano tomarnos un café una vez por semana, para charlar y contarnos nuestras aventuras, pero lo que más me gusta es que desde hace un corto tiempo lo he visto feliz, realmente feliz, no ilusionado o idealizando, que es algo que los dos hacemos. No. Feliz. Y por supuesto eso me hace feliz a mí también, así como Mauricio, Alessandro entro en su vida casi sin darse cuenta y se convirtió rápidamente en un compañero, pero además, estoy seguro de que lo que funciona muy bien entre ellos, es que ambos se necesitan, por miles de razones diferentes, pero se apoyan y comparten todo, lo mucho o lo poco y son felices en el proceso. Siempre le digo a JM que no saque los pies del suelo y que no cometa el error de endiosar a la persona que este a su lado, pero justamente porque la relación de ellos es de una simbiosis autentica, sé que no corre peligro.
Como con casi todo, no sé si estas personas forjaran una vida aquí, pero sí sé que es un privilegio para mí y para amigos como JM que hayan llegado, cualquiera sea el motivo.