lunes, 16 de mayo de 2011

Sean y yo

Hoy después de mucho tiempo, o por primera vez en mi vida, siento que realmente estoy en una relación. Todo parece estar donde tiene que estar, y ese objeto de mi afecto, no es tan inalcanzable como para ser frustrante ni tan accesible para volverse aburrido. Por primera vez no me estreso, no me desespero, pero espero con una dulce ansiedad el momento en que lo volveré a ver y se me genera en mí una nostalgia anticipada cuando nos vamos a despedir. Sean y yo funcionamos bien juntos, ninguno invade al otro, podemos conversar de absolutamente todo, incluso de nuestros ex, sin ningún asolapado fastidio, nos gusta estar de la mano todo el tiempo que se pueda y si el entorno lo permite. Me dice las cosas que quiero escuchar, justo cuando necesito escucharlas. No es la persona más expresiva, al menos no verbalmente, pero sabe como hacerme feliz, justamente porque no se esfuerza en hacerlo. Todo entre nosotros es natural, no siento que ninguno le esté vendiendo al otro una imagen idílica o que piense demasiado lo que va a decir. Sus amigos no son mis amigos, pero me caen bien, y eso creo que además es un buen punto a favor. Yo soy diez años mayor que él y eso también me gusta, no solo por lo obvio, sino porque algo he aprendido y ahora es cuando lo puedo aplicar. Tenemos muchas cosas en común y a pesar de que ambos hemos vivido la vida aún tenemos cosas que hacemos juntos por primera vez. Él sabe quién soy y yo sé quién es, no hay secretos entre nosotros, porque para qué, si lo que no fue en tu año no te hace daño. La vida me está llevando después de mucho tiempo al lugar donde quiero estar y estoy terminando de recoger la basura de debajo de la alfombra, para por fin, poder sacarla y volver a empezar. No solo estoy en un buen momento, sino que por primera vez, soy absolutamente consciente de ello y supongo que para eso uno tiene que equivocarse, porque no quiero perder lo que ahora tengo.
Sean ha tenido la inteligencia de bajarme la velocidad para poder disfrutar del camino y es extraño descubrir como estamos cargados con el prejuicio de que algo puede salir mal, y seguramente es así, pero cuando en verdad aprecias algo lo cuidas y creo que de eso se trata ahora, no solo con respecto al amor sino también a todo lo demás. Siempre he dicho en mis anteriores escritos, cuando hablaba de alguna persona con la que estaba iniciando algo, de que no sabía a donde me llevaría eso. Ahora es diferente, estoy bien, estoy tranquilo y quiero que se mantenga así, por eso la idea de tener un norte es más concreta y mucho más pragmática. No sé cuánto dure, pero sé que quiero que sea mucho y estoy trabajando para que así sea. Erich Fromm decía en El arte de amar: que hay pensar en el amor no como en un objeto sino como una facultad y trabajar en ello implica el mismo esfuerzo que se requiere para lograr el éxito profesional. Entonces porque no aprovechar un buen momento y trabajar para mantenerlo y hacerlo crecer en todos los sentidos. Sean y yo estamos en un momento en el cual no solo se trata de construir una relación a paso lento pero firme, sino también lograr una estabilidad emocional y económica que nos permita disfrutarlo. La vida en mi caso no es una recta entre dos puntos sino más bien un espiral, pero eso me ha enseñado a disfrutar y aprender del camino y si tantas batallas perdidas y ganadas me trajeron hasta donde estoy entonces estuvo bueno pasar por ellas. No quiero que Sean sea mi refugio final, quiero que ambos busquemos uno para los dos.