jueves, 30 de enero de 2014

Los tipos duros no bailan

Cada cierto tiempo y en la mayoría de los casos inconscientemente me da por reinventarme, necesito cambiar las cosas, sino me aburro, aunque durante el tiempo de la transición reniegue de ello, lo cierto es que el resultado por lo general me gusta. Estoy pasando por ese momento ahora, me encuentro en una especie de limbo, tratando de encontrar un norte nuevamente, pero como también me sucede cada vez que vivo (sobrevivo) esta etapa, descubro cosas nuevas acerca de mí y más que nada de mi entorno. Este año mi casa de siempre, mi hogar, ha cambiado también, ya no se encuentra en ella mi Mama Rosa, la matriarca de la familia y obviamente el centro neurálgico de la casa, ahora solo somos tres hombres en ella: Bruce, Mañuco y yo. Somos muy distintos los tres, basta con pasar por el dormitorio de cada uno y cada ver que canal tenemos en el TV, Mañuco varía entre RPP noticias, Discovery Chanel y las carreras de la Formula 1, Bruce siempre ve el vóley, alguna serie de Sony y algún torneo de Tenis y yo casi siempre lo tengo en E!, FoxLive y HBO (nunca deportes) cada uno tiene manías diferentes y gustos diferentes, no solo los obvio.
Bruce es organizado y metódico, tiene muchos amigos y mucha vida nocturna, su celular suena más que la central de reclamos de Ripley y sin querer queriendo se convirtió en algo así como el jefe de la casa, aunque tratamos de que no lo note, Bruce es un sobreviviente en muchos sentidos, nadie estuvo más pendiente que él de mi abuela, nadie la lloro más y estoy seguro de que nadie la extraña más que él, pero con esa inteligencia emocional que lo caracteriza, llevo su pena y su luto lo justo y necesario como para continuar con su vida después. Él es quien nos une y ya es casi una obligación que cocine los domingos unos tallarines rojos con causa. Le cuesta mucho decir: Te quiero, pero eso hace justamente que te haga sentir también cuando lo hace.
Mañuco se parece al malo en las películas de KungFu y alguno que otro amigo (loca) me ha dicho que miedo tu tío, él es el macho alfa por antonomasia, pero sabe como nadie adaptarse a los nuevos tiempos y siendo padre de dos mujeres jóvenes y guapas es divertido viéndolo bajar la guardia y sentir ese cariño que solo los padres tiene cuando le dice: Chinita a María Pía o trata de entender su Smartphone para hablar con María Grazzia que ahora vive en Chile. Él ha estado allí en todos los momentos en los que se le necesitaba y nadie tenía más predisposición que él para ayudar. En todas mis crisis ha sido el padre ausente y aun hoy siento que me puedo apoyar en él. Trabaja mucho para darles a las dos Marias lo que necesitan y estoy seguro que ver a las dos mujeres hermosas e inteligentes que ahora son lo hace sentir orgulloso.

Convivimos muy bien juntos, respetando los tiempos y los espacios de cada uno. A ninguno nos gusta hablar por la mañanas, y coincidimos en la casa solo para la hora de dormir, y a veces ni para eso, pero eso no significa que no estemos pendientes el uno del otro. Tenemos un humor negro salvaje y cruel, pero esconden bajo esas bromas unas llamadas de atención. No somos de abrazarnos o sentarnos a cenar todos los días. Somos de frases como: ¡No sean huevon ps! ¡Haz algo! Y ¡Que fea tu comida! ¡Al menos cocine carajo! Pero nos mantenemos juntos para todo y hablamos siempre para ver cómo estamos, aunque nuestras llamadas no duren más de veinte segundos. Me siento más acompañado que nunca cuando estoy con ellos, aunque no estemos en la misma habitación, que estén a un grito de distancia me da seguridad. No vamos a ir a bailar juntos, porque solo Bruce sabe bailar, pero siempre estamos en la misma melodía.