Después de mucho tiempo empiezo a sentir, realmente, que las cosas están saliendo bien. Siempre he vivido de forma positiva y me he visto a mi mismo como un lucky man. Pero uno va tropezándose con piedras que te hacen pensar si estas en el camino correcto. Nunca he tenido un plan, para nada, en mi vida, no tengo metas y no tengo idea de cual es mi norte, al menos no concientemente. Siempre he vivido el día a día, y aunque he patinado, o estrellado a cien kilómetros por hora, dependiendo del ojo de quien lo mire, por lo general he caído de pie y no gastado siete vidas en el proceso. Pero debo admitir que ello puede ser desgastante, finalmente, creo, todo se reduce a querer estar tranquilo. Hace poco tiempo cuando hacia terapia (Gracias Cl. Adela), aprendí a que no solo hay que saber lidiar con las vicisitudes sino también aceptar la felicidad. A veces estamos tan preocupados por estar bien que nos olvidamos de disfrutarlo, de saber recibir lo bueno, o al menos mirar a nuestro alrededor para, como dice la ley universal, retirar cosas que son malas o no usamos, para que entren las buenas y renovadoras. Tal vez por eso cuando conocí a S. no pensé en ese momento que quería quitarle la ropa o que debía hacerlo mi novio, pensé que era alguien lindo con quien intentar. Y lo mejor es que él pensaba igual. Creo ambos habíamos sido golpeados, aunque no somos victimas, en nuestras vidas anteriores y por ello necesitábamos tomarlo con calma. Sin presiones, pero con las antenas de vinil siempre detectando la presencia del enemigo. S. no invade pero siempre esta; no vigila pero sabe lo que pasa; no exige pero obtiene; me deja que lo abrase todo lo que quiero y tiene la capacidad natural de ser oportuno. Vamos en el mismo ritmo y aunque aun no tengo idea de cómo continuaremos, no me hago bolas por eso. Por ahora soy feliz viendo su nombre en el Nextel o cuando lo veo llegar con su cartera/mochila/maletín, sus sandalias y esa sonrisa que tanto me gusta. Si algo he aprendido en todo este tiempo, es que no hay que buscar a la persona perfecta, no me interesa hallar a mi alma gemela. No. Yo quiero a alguien que presione mis botones, que me conozca como soy y que me acepte tal cual. Las personas no cambian, evolucionan o exageran, pero no cambian. Así que porque enamorarse de un ideal, aquí lo importante es confiar y conocer el terreno, si te equivocas esta bien. Finalmente lo importante es ser y hacer feliz.