martes, 16 de junio de 2015

Oh mio bambino caro

Hace un tiempo una buena amiga, mujer hermosa y extrañamente pragmática me dijo que siempre nos enamoramos de las mismas personas, y aunque por su puesto estaba de acuerdo, también pensé que era un poco exagerada o simplista la explicación, desde el punto de vista desde donde lo quieras ver. Sí, es verdad siempre me enamoro (encapricho) del mismo tipo de chico: bonito, delgado, algo culto o con bastante personalidad. Me gusta salir con alguien que cause envidia, seguramente por algún trauma psicológico auto infringido, no lo sé y tampoco me importa, yo lo disfruto y punto. El problema es cuando te dejas llevar, cuando le pones expectativas a una relación que ni siquiera es tal, ya me golpeado muchas veces, porque como dice Nicomedes: a cocachos aprendí. Las cosas como son, cuando te llevas tantos años de diferencia con tu saliente de turno, nunca, pero nunca, debes imaginarlo como nuevo novio, de boytoy no debe ascender, sino la cosa se pone complicada y de allí a noticia de ATV sobre un cabro mato a otro por celos no hay mucha distancia. La cosa es así, si se parece a Justin Bieber sácalo a pasear, mételo en tu cama, pero no a tu corazón. Esta lección como dije antes me costó mucho aprenderla, pero finalmente lo logre. Creo. Lo malo ahora es que como ando cerca,lamentablemente, de los cuarenta mi paciencia no es la misma. No tengo ganas de charlar, de conocer, de  escuchar el drama de quien cree que no tener wifi es suficiente motivo para un día miserable. Antes con tal de quitarles la ropa podía fingir que me interesaba en lo difícil de sus clases, lo incomprensión de sus padres, o por qué cree que será el próximo Lady Gaga y por supuesto no llega ni a Wendy Sulca. En mi hoy y ahora, no tengo tiempo para eso, o vamos directo al grano o no vamos.

Pero por supuesto, no sería yo si no fuese contradictorio y por algún motivo me sucede que las personas se sienten cómodas conmigo, y terminan contándome mucho sobre sus vidas y yo intrínsecamente me convierto en un buen oyente, razón por la cual, termino siendo el amigo Alfredo (FUCK!) y es entonces cuando te das cuenta que esta generación confunde las cosas, es muy fácil llevárselos a la cama porque están buscando desesperadamente algo de afecto, y aunque muchas veces, más de las que me gustaría admitir, me he aprovechado de eso, también casi siempre he terminado acariciándoles el pelo en vez de besarles la espalda. Si es cierto que sigo buscando a mi perfecto Dorian Grey, pero esta generación no busca, aunque no lo admitan o ni siquiera se den cuenta un Sugar daddy sino alguien que les dé al menos una idea de lo que deben hacer. Muchas veces me he sorprendido a mí mismo pensando en la discoteca, está bueno el chibolo, pero no debería estar en su casa o con gente de su edad, no se está adelantando mucho, creyendo que está en su momento, cuando en realidad solo será el nuevo agarre del sábado de alguien como yo. Esta bueno divertirse y añadir un punto más a tu lista, pero también es bueno sentir, que como dice Fito Páez, estas con un enemigo a la altura del conflicto.

No hay comentarios: