martes, 28 de agosto de 2018

Te amo/Te odio...dame mas.


El domingo en la mañana cuando uno despierta de una juerga, de una noche de copas o simplemente de una semana intensa, tiende a dormir un poco más, a pensar un poco más con la almohada abrazada, que en mi caso, no es buena consejera. Por eso cuando él me envió un mensaje diciendo que tenía que contarme algo y que le daba vergüenza tener que hacerlo, yo ya sabía de qué se trataba. Cuando uno está inmerso en una relación tan apasionada como la suya es inevitable y hasta intrínseco el que todo lo que suceda siempre esté a punto de ebullición. He estado allí. Siempre digo que aunque ahora no signifique nada para mi Francisco es el amor de mi vida. No he conocido a nadie más con quien continuamente estar al borde la locura, nosotros nos necesitábamos de muchas maneras y muy pocas de ellas eran sanas, para quienes hemos vivido una relación apasionada, sexualmente fogosa y emocionalmente desgastante saben de qué hablo. El sexo es el mejor que tendrás, porque es de una arrechura constante, autoritaria y animal. Literalmente te arrancas la ropa, no hay espacio ni lugar donde no necesites al otro, aun cuando estas teniendo relaciones estás pensando que más quieres hacer o hacerle. Es ese estremecimiento de desear al otro tanto que hasta daño le quieres hacer. En el momento de la pasión todo es válido, un insulto, un golpe y hasta un escupitajo. Como creo que en realidad quería decir Nina Simone con su Spell on you. Quieres tanto a la persona, tu calentura es tal que la posesión tiene que ser total y casi nunca la obtienes totalmente, por eso quieres más. El problema es que estas pasiones tienen fecha de caducidad y toda esa intensidad que tenía el sexo ahora las tienen las peleas. Así como le sucedió a este amigo mío, el final de mi relación con Francisco fue dura, cruda. Cruel. Habíamos peleado por una tontería que había desatado su ira y aun después de diez años, recuerdo perfectamente todo, sus ojos desorbitados, su cara enrojecida, la espuma que salía por la boca y los insultos, que nadie nunca me habría de repetir, su ira era tal que yo estaba seguro que el desenlace solo podía ser fatal, estaba completamente seguro que alguno de los dos saldría físicamente herido como mínimo, pero aunque por suerte eso no sucedió, nunca más fuimos iguales. Aun después de sus intentos de pedir perdón, puedo decir con certeza, que luego de terminar esa pelea mi amor por él se había ido y nunca más regreso.
Hoy  mientras me contaba todo lo sucedido la noche del sábado, no pude evitar recordar todo lo vivido y usar mi experiencia para poder ayudarlo a tomar una decisión, sin embargo luego de una minutos de charla él ya la había tomado sin darse cuenta, porque a diferencia de mí, él si había sido golpeado físicamente y aunque no había sentido miedo del golpe per se, si de lo que este había generado en él, como si el universo lo golpeara también para poder tomar la decisión de pedirle que se fuera. Adrián tenía que recomponerse, recoger los pedazos de las cosas rotas y también de su dignidad y sacar fuerzas para poder continuar. No lo hizo en ese momento porque la furia del otro no se lo hubiera permitido, espero a la mañana que fue cuando me mando el mensaje para contarme solo una parte de lo sucedido, para decirle que él saldría y que al volver no estuviera porque no quería verlo al volver, sintiendo mientras lo decía que su corazón se partía pero que si embargo su autoestima se fortalecía  y le demostraba con una certeza, al igual que a mí, que ese era el final.

miércoles, 4 de julio de 2018

De Venezuela con amor


Wendy es una chica hermosa, por donde la mires, el tipo de chica que podrías ser perfecta para mí (si fuera heterosexual), es inteligente, divertida, emprendedora, responsable, da unos abrazos que su delgadez contradice y que tienen el mismo cariño que los de mi amiga Mariespe  y sobre todo es joven. O sea reúne todo aquello que me gusta y lo más sorprendente de todo es que se quiere casar conmigo. Esto por supuesto no sería más que un acuerdo practico entre los dos. Pero resume también todo lo que esta pasando en el Perú ahora con la inmigración venezolana. Wendy está dispuesta a casarse con un gay de base cuatro si es que esto representa una leve mejoría en su vida y alcanzar los privilegios con lo que tácitamente contamos los peruanos y como sucede con todo lo tácito, no los podemos ver. Estoy seguro que Wendy podrá, como ya lo ha empezado hacer, cambiar su realidad y la de su familia, con o sin mi ayuda, pero sería un privilegio seguir, al menos por un breve periodo, siendo testigo de su aventura.
A Mauricio lo conocí por Grindr y fue una de esas citas donde no tienes ninguna expectativa, pero que sin embargo fluye. Aunque eso es fácil si tienes en cuenta que es una de las pocas personas que conozco capaz de entender la diferencia entre arte abstracto y expresionismo abstracto, entiende la importancia de Tom Ford para Gucci y sabe apreciar el cine de Woody Allen sin sobreestimarlo. Mauricio era un estudiante de Filosofía, quien en sus propias palabras, llevaba una vida básicamente burguesa en Caracas, y cuya realidad cambio bruscamente y ahora es uno de los tantos venezolanos que vende bombas para sobrevivir y ayudar a su familia que aun esta allá. Es una de las personas más francas y directas que he conocido, no tiene para nada la calidez de  Wendy, él, como yo le digo, es más bien un gusto adquirido. Si bien también a diferencia de ella no tiene las metas claras, ni pose su espíritu emprendedor, estoy seguro que encontrara su lugar, aunque no creo que sea en Lima.
JM es una de las personas que más quiero en el mundo, nuestro amor, porque entre nosotros siempre habrá amor, y el que tengo con mi baby bella tiene ese efecto en mi como el que describe José José en la letra de El Triste: “Porque pensado en su amor, he podido ayudarme a vivir” Ya es una habito sano tomarnos un café una vez por semana, para charlar y contarnos nuestras aventuras, pero lo que más me gusta es que desde hace un corto tiempo lo he visto feliz, realmente feliz, no ilusionado o idealizando, que es algo que los dos hacemos. No. Feliz. Y por supuesto eso me hace feliz a mí también, así como Mauricio, Alessandro entro en su vida casi sin darse cuenta y se convirtió rápidamente en un compañero, pero además, estoy seguro de que lo que funciona muy bien entre ellos, es que ambos se necesitan, por miles de razones diferentes, pero se apoyan y comparten todo, lo mucho o lo poco y son felices en el proceso. Siempre le digo a JM que no saque los pies del suelo y que no cometa el error de endiosar a la persona que este a su lado, pero justamente porque la relación de ellos es de una simbiosis autentica, sé que no corre peligro.
Como con casi todo, no sé si estas personas forjaran una vida aquí, pero sí sé que es un privilegio para mí y para amigos como JM que hayan llegado, cualquiera sea el motivo.