domingo, 3 de septiembre de 2017

The last dance

Dicen que el humano es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedra, y aunque en mi caso no es la misma, se parece mucho, y aun así no lo vi venir o fingí que no lo veía venir, por aquella manía mía de poner mi corazón, mi alma y mi atención en alguien que finalmente no lo valora, o al menos no con la fuerza con la que a mi me gustaría. Tampoco es que haya sido engañado o que me prometieron y no cumplieron, el problema es que mis expectativas son muy altas o espero demasiado de las personas. Hace años cuando hacia terapia mi psicoanalista me decía que uno no debe poner a las personas en pedestales porque indefectiblemente se terminan cayendo. Siempre he tratado de humanizar a las personas, de no convertirlas en pequeños dioses o dejar que me manipulen, pero como en todo uno tiene sus debilidades y cuando me enamoro o quiero demasiado me vuelvo (mas) idiota. Todo mi mundo, mis decisiones y mi tiempo gira en torno a la otra persona y por mas que yo siempre critique a mis amigos cuando se comportan así, también es cierto que practico aquello de : Haz lo que yo digo no lo que yo hago.
Por todo eso estoy seguro que debo poner en practica algo que me enseño una buena amiga mía, de esas que tanto me empeñado en perder los últimos cuatro años, ella me dijo una vez: Hay momentos en la vida en que tienes que pensar con la cabeza y dejar de lado tu corazón, tomar la decisión de romper algo que parece bueno, pero que en verdad no lo es, puede ser muy duro y seguramente cuando decides hacerlo sentirás, como dice un bolero, que te arrancan la vida, pero tener la certeza de tomar la decisión correcta contribuye a aminorar el dolor que sientes por tomarla.

Anoche sentí que luego de diez años estaba en el mismo lugar donde me prometí nunca mas estar, sentí que no había aprendido nada y que el hombre en el espejo con casi cuarenta vueltas al mundo, y sin haber aprendido mucho, obviamente, estaba en el mismo lugar físico y emocional del que tanto le había costado salir y por supuesto no me gusto. Siempre me resulta extraño e interesante como uno puede sentirse completamente solo y profundamente vacío en un lugar lleno de gente, con música y alcohol. Pero es así ¿no?, la soledad no es un estado físico sino emocional, y para alguien como yo que siempre le ha encontrado un sentido practico a la soledad física es inconcebible que le guste la emocional, mi mundo se cae si no le encuentro el sentido a estar solo y lo cambio por sentirme solo.  Como decía en un principio, hace poco lei en una de las miles de frases de autoayuda que cuelgan en el Facebook que una persona no debe esperar nada de nadie, sino indefectiblemente terminan decepcionándote, pero bueno no soy de las personas que aprenden a cruzar la pista cuando esta en rojo, soy de las personas que aprenden luego de ser atropellado en la panamericana sur por un tráiler, el problema es que ahora andaré por ahí con toda una capa protectora y no se si estaré dispuesto a quitármela alguna vez.

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