Cuando uno se encuentra en esos momentos en la vida en los cuales parece no haber salida, en que se tiene la seguridad de no tener a nadie en quien confiar, es extraño como algunas situaciones o mensajes inesperados no hacen pensar. Sin quitarle ningún merito a las personas que estuvieron conmigo. Una de las cosas que me hizo pensar, y en otro momento me hubiera dado vergüenza admitirlo, fue una canción de Hanna Montana. Algunos dirían que mi fama, justificada, de chibolero ya me llevo a caminos insospechados, pero nunca tanto, estaba en mi casa meditando sobre la vida y hacia que dirección tendría que ir, cuando pasaron la canción de esta chica a quien a penas soporto, pero que sin embargo supo llegar a mi corazón de la forma que lo necesitaba. No es la canción del año ni mucho menos, pero ponía en palabras, que parecían mias, la forma en que me sentía. The Climb es una canción que esta echa para gustar y para que uno se sienta identificado y como dije en otro momento hubiera cambiado de canal, pero en este necesitaba un mensaje optimista, diáfano y sin vueltas.
Algunos dirán que estoy exagerando, pero tampoco es que la canción cambio mi vida y ahora tenga las alas del alma desplegadas al viento. No. Es más una cuestión de ir encontrando todos los días motivos para despertarse, para mantenerse optimista y para tratar de encontrarle la vuelta a todo. Siempre he pensado que todo sucede por algo, que todo tiene su orden en el universo, y sobre ello he trabajado, pero cuando olvide conectar mi cable a tierra, se me cruzaron los circuitos y vi todo en blanco y negro, olvidando el gris que siempre me ha caracterizado. Ahora no soy más feliz que la semana pasada, pero trato de escarbar o mirar hacia los costados para ver con quien estoy y hacia donde voy en realidad.
Mi buena amiga Sara siempre celebra el hecho de que me gusta explorar mis sentimientos, desde el por qué hasta el dónde, pasando por le como y el cuando. Pero no para cuestionarme innecesariamente sino para disfrutarlo mejor. La vida me ha llevado, o mejor dicho yo he ido por lugares inesperados y siempre me ha gustado disfrutar la experiencia, mas alla de que en algunos momentos he girado en la curva incorrecta. Como dice la canción no se trata tanto de subir a la cima como de disfrutar el camino. No sé si dentro de poco tendré que escalar otra montaña, pero cuando abres los ojos, la vista desde el otro lado es ESPECTACULAR.
Algunos dirán que estoy exagerando, pero tampoco es que la canción cambio mi vida y ahora tenga las alas del alma desplegadas al viento. No. Es más una cuestión de ir encontrando todos los días motivos para despertarse, para mantenerse optimista y para tratar de encontrarle la vuelta a todo. Siempre he pensado que todo sucede por algo, que todo tiene su orden en el universo, y sobre ello he trabajado, pero cuando olvide conectar mi cable a tierra, se me cruzaron los circuitos y vi todo en blanco y negro, olvidando el gris que siempre me ha caracterizado. Ahora no soy más feliz que la semana pasada, pero trato de escarbar o mirar hacia los costados para ver con quien estoy y hacia donde voy en realidad.
Mi buena amiga Sara siempre celebra el hecho de que me gusta explorar mis sentimientos, desde el por qué hasta el dónde, pasando por le como y el cuando. Pero no para cuestionarme innecesariamente sino para disfrutarlo mejor. La vida me ha llevado, o mejor dicho yo he ido por lugares inesperados y siempre me ha gustado disfrutar la experiencia, mas alla de que en algunos momentos he girado en la curva incorrecta. Como dice la canción no se trata tanto de subir a la cima como de disfrutar el camino. No sé si dentro de poco tendré que escalar otra montaña, pero cuando abres los ojos, la vista desde el otro lado es ESPECTACULAR.
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